GUIA PRÁCTICA: 10 DÍAS POR EL NORTE ARGENTINO
Un itinerario para recorrer el Norte Argentino en diez días
El NOA, como se conoce a la zona que colinda con Bolivia y Chile, es hermosamente amplio y de querer conocerlo y verlo todo, que de seguro la pena vale, dudo que una vida alcance. Pero que la ansiedad no les gane ¿autoconsejo? que en escapadas cortas y organizadas se lo puede ir desandando.
Este itinerario lo hice en julio de 2023 en auto propio y saliendo desde Córdoba. Lo comparto a modo de boceto que -obvio- se puede desarmar, reacomodar y, claro está, mejorar (me cuentan en los comentarios el suyo eh).
Una aclaración más y arrancamos: El norte es puro paisaje y si bien tiene pueblos o ciudades donde la parada es obligada, es el destino perfecto para los amantes del mate y la ruta. En el viaje hay kilómetros y kilómetros que embellecen los ojos y créanme que van a querer frenar a cada minuto para sacar fotos. ¿Consejo? ¡Frenen! (obvio siempre con cuidado y en lugares seguros).
Ahora sí, vamos. ¿Qué hacer en el Norte Argentino?
DÍA1. De Córdoba hasta Tafí del Valle.
El primer día fue de puro viaje sobre ruedas. Desde Carlos Paz fuimos hacia Cruz del Eje hasta encontrarnos con la ruta 60. El norte cordobés suele ser menospreciado por la oferta turística cordobesa, pero hay que saber que ha sido una de las zonas más importantes durante la época colonial y que esas tierras han sido testigo de la historia entre el Virreinato del Río de la Plata con el Virreinato del Perú.
En uno de los tantos paradores frenamos para armar el combo viajero: sándwich de mortadela y queso con mate para atravesar el Lago de Salinas Grandes que abarca las provincias de La Rioja, Córdoba, Catamarca y Santiago del Estero.
Cruzamos por unos kilómetros Catamarca para seguir por la ruta 157 rumbo a Tafi del Valle, Tucumán. De haber salido más temprano hubiésemos podido disfrutar con claridad la Selva Tucumana. La Selva de las Yungas, como se la conoce a este ecosistema que se extiende desde Venezuela hasta Argentina rompe con el paisaje árido hasta el momento y es la antesala del maravilloso pueblo de Tafí.
DÍA 2. De Tafí del Valle a Cachi
Después de desayunar en el centro de Tafí, cargamos el termo y volvimos a la ruta. Al subir por la R307, Tafí del Valle empieza a formar parte de una de las postales más lindas de todo el viaje. Sé que es un destino en sí mismo y como nuestro foco estaba más al norte seguimos, pero no tengo dudas que volveré a disfrutar a paso lento de esos paisajes.
Nos era imposible no frenar en cada mirador, tampoco podíamos ir muy rápido ya que un grupo de llamas estaban encargadas de dirigir el tránsito desde el medio de la calzada y sin premura alguna.
Poco a poco fuimos descendiendo, dejando atrás el verde intenso de la selva para dar paso nuevamente a los terracota. A media mañana nos encontramos con la mítica RN 40 y la tomamos con dirección norte, hacia Cafayate.
Pasado el mediodía llegamos a la ciudad salteña de los vinos. Caminamos un poco por el casco histórico y decidimos continuar viaje y almorzar en algún comedor típico de la 40. Al igual que Tafí, en Cafayate sobran actividades para hacer. Desde recorrer algún viñedo hasta hacer algún sendero de trekking. Nosotras optamos por dejarlo como opción para el regreso si nos daba el tiempo y sumar al recorrido la Quebrada de Las Conchas, sobre la ruta 68. Otra buena opción hubiera sido ir a la Quebrada ese mismo día y hacer noche en Cafayate.
Después de Cafayate, la ruta que atraviesa el país de norte a sur se olvida del asfalto y comienza a ser de ripio y serruchito, por lo que llegar hasta Cachi, que está a tan solo 160 kilómetros, nos tomó seis horas.
Comimos unos deliciosos tamales en el parador de Payogastilla y nos metimos de lleno a un cuadro. A nuestra derecha teníamos los cerros colorados de la Quebrada y al alcance de nuestras manos y pies el camino se abría paso entre parajes, casas de barro, las infaltables iglesias y animales salvajes.
Para las cuatro de la tarde nos encontramos con la Quebrada de las Flechas, una formación de rocas puntiagudas que data de 15.000.000 de años atrás y a la cual la ruta la atraviesa por el medio. Demás está decir lo chiquitas que nos sentimos en tamaña inmensidad.
Continuamos a marcha lenta, ingresamos a los Valles Calchaquies y para las siete de la tarde, habiendo visto brillar los cerros como si fueran oro puro, llegamos a Cachi.
DÍA 3. De Cachi a Purmamarca.
El tercer día nos levantamos bien temprano y fuimos directo a sentarnos a uno de los tantos bares que se extienden sobre las callecitas de adoquines del pueblo. Las casonas coloniales por delante y los picos nevados por detrás casi que agotaron la memoria de la cámara.
Cachi es muy popular por las especias y el Mercado Municipal es prueba de ello. Hay una época del año, en abril, donde los techos de Cachi se tiñen de rojo. Todo el pueblo coloca los pimientos para que se sequen a fuerza de sol.
Hacia el mediodía, luego de haber ido hasta el cementerio para apreciar todo el largo de los Valles Calchaquíes, volvimos a tomar ruta rumbo a Salta capital: a unos pocos minutos de la 40 nos desviamos por la ruta 33
El camino de ripio hace una pequeña pausa al pasar por el Parque Nacional los Cardones y la Recta del Tin-Tin. ¿Una curiosidad? Los cardones crecen un centímetro por año y algunos superan ampliamente los dos metros.
Después de la recta (y de las fotos) volvimos al camino de ripio para empezar a descender por la Cuesta del Obispo.
Pasamos de largo Salta capital y continuamos, ya sin saltitos, por la RN 9 hasta Purmamarca, Jujuy.
DÍA 4. Purmamarca y las Salinas Grandes de Jujuy
Habiendo descansado bien y con el mate preparado con unas hojas de coca, salimos para el salar. Son tan solo 60 kilómetros por pavimento por la conocida Cuesta del Lipan, pero la ruta es acaracolada y se llega a estar a más de 4.100 msnm. No exagero cuando les digo que no van a poder dar dos pasos seguidos sin agitarse.
Luego comienza el descenso hacia las Salinas. En el ingreso hay un sinfín de guías que ofrecen sus servicios para que cada grupo en su auto se adentre al mundo blanco. Antes de ir no se olviden de los lentes de sol y protector 50, me lo van agradecer a la noche.
Para la siesta ya estábamos nuevamente en Purmamarca. Confieso que es mi pueblo favorito del norte argentino por lo que solo voy a decir que dediquen al menos un día para sentarse en la plaza, comer tortilla rellena, tomar una cerveza e ir a una de las tantas peñas que se arman a la noche.
DÍA 5. Humahuaca
Sin madrugar como los días anteriores, dejamos Purmamarca y seguimos al norte por la 9 hasta la ciudad de Humahuaca.
Aclaración numero mil: cuando hicimos este viaje en toda la provincia de Jujuy había corte de rutas por lo que los tiempos eran otros a la hora de unir ciudades (acá te dejo algunas imágenes de los cortes y sus motivos).
Buscamos un lugar lindo cerca del centro para almorzar, alojamiento para dos noches y fuimos a caminar un poco por la ciudad para terminar el día tomando mates frente el monumento de los Héroes de la Independencia que custodia toda la ciudad.
DÍA 6. Serranía El Hornocal, Cerro de los 14 Colores
A media mañana pusimos el motor en marcha hacia El Hornocal o mejor conocido como El Cerro de los Catorce Colores. Son menos de 25 kilómetros, peeero de ripio y serruchito. Sí, ya a esta altura quizá estén cansados de tanto saltito pero vale la pena cada destino.
Al mediodía ya estábamos sentadas frente al cuadro más maravilloso que he visto. Un cordón montañoso que pareciera estar pintado con acuarelas atrapa todas las miradas. El Hornocal está a 4.855 msnm, así que eviten hacer movimientos bruscos. Nosotras muy despacito bajamos hasta un mirador e igual de despacito subimos para disfrutar unos mates con empanadas fritas que venden ahí mismo.
DÍA 7. De Humahuaca a Iruya
Cerca de las diez de la mañana enfilamos nuevamente por la RN9 norte unos veinticinco kilómetros para luego doblar a la derecha hacia a Iruya. Y, otra vez, camino de ripio. Y otra vez digo que vale la pena.
Poco menos de dos horas separan la ruta 9 de Iruya, un pueblo salteño, pero que para llegar se debe hacer a través de Jujuy. Iruya es conocido como el pueblo que cuelga de la montaña. Luego de pasar el punto más elevado, y el que separa las provincias norteñas, comenzamos a descender hacia el pueblo y confirmamos que pende de la ladera de una montaña.
Si bien podríamos haberlo recorrido en una tarde, preferimos quedarnos a dormir allí para poder disfrutar la tarde tranquilas, ir a los miradores y al día siguiente desandar las dos horas sin de la noche.
DÍA 8. De Iruya a La Quiaca
Salimos a media mañana de Iruya para ir a la cabeza de Argentina, La Quiaca. La localidad de La Quiaca es un emblema en sí misma. Allí finaliza la mítica ruta 40 con su respectivo monumento y también, a tan solo un puente de distancia, comienza Bolivia.
Villazón, el primer pueblo boliviano, es posible de conocer luego de hacer el trámite migratorio: argentinos y miembros del Mercosur con DNI, extranjeros en general con pasaporte.
Recomendación: Si van sólo a Villazón dejen el auto en el estacionamiento del lado argentino y crucen a pie. Van ahorrar tiempo en la aduana y migraciones y recorrer más tranquilos los mercados de Villazón.
DÍA 9 y 10. Viaje de regreso a Córdoba
NOCHES POR LUGAR:
1 en Tafí del Valle
2 en Purmamarca
2 en Humahuaca
1 en Iruya
1 en La Quiaca
1 de regreso
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