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El pueblo de los molinos, Zaanse Schans

Un pequeño paseo por el pintoresco e histórico pueblo holandés

A tan solo veinte kilómetros de Ámsterdam, Zaanse Schans nos relata en primera persona una parte de la historia holandesa.

Cuando pisé la capital de los Países Bajos desconocía este pueblo. Hoy lo remarco como infaltable e infalible en el itinerario.

Es un destino ofrecido por los incontables guías turísticos que se encuentran desparramados en la capital neerlandesa. El precio de los tours guiados oscila entre los 30 y 60 euros. Pero no te preocupes, acá te reduzco el presupuesto (siempre rasca por acá 😜)

Cómo llegar a Zaanse Schans

Desde la Estación Central Sloterdijk, edificio que se lleva más de una admiración, zarpa el tren con destino a Koog-Zaandijk. El costo del boleto es de €7,50 ida y vuelta y se saca en la misma estación. La cuarta parada, Zaandijk Zaanse Schans, nos indica nuestra llegada treinta minutos después.

Lo siguiente es caminar en dirección al poblado y comenzar a entrar a un cuento que va de lo real a lo fantástico en cuestión de un pestañeo. En pocos pasos se abre ante nuestros ojos la típica postal del país: el río Zaan custodiado por gigantescos molinos que emergen sobre extensos pastizales.

Un museo viviente

Zaanse Schans significa fortificación del río Zaan y su existencia data desde el siglo XV.

Sin embargo,la foto no fue siempre así. El territorio de Zaandam fue pionero en el desarrollo industrial de Europa Occidental, el pasar de los años estaba convirtiendo esa historia en escombros. Con el afán de conservar la gloriosa época, en siglo XX se propuso que Zaanse Schans sea el testigo viviente de la zona. Se elaboró un proyecto en el cual se llevó adelante una “gran mudanza” de los molinos y casas de los alrededores hacia el fuerte del río Zaan.

Gracias a aquella medida hoy podemos caminar por un museo al aire libre sintiendo que entramos a una máquina del tiempo.

Algunos molinos, que siglos atrás trituraban especias, granos, producían óleos y madera para la elaboración de barcos, pinturas, tintes, hoy pueden ser visitados por dentro. Abonando 4 o 5 euros podremos ver cómo se trabaja siglos atrás.

De tradiciones neerlandesas

Pese que hasta aquí el viaje ya ha valido la pena, esto no es todo. Al deambular por los senderos del pueblo la cultura rural de los Países Bajos sigue tomando vida. Casas de madera con sus característicos tonos verdes, azules y sus techos rojizos posan para los curiosos turistas.

Algunas de ellas están rodeadas por los famosos canales de agua, otras cuentan con una pequeña granja en su patio y otras tantas, convertidas en restaurantes o bares, son el sitio perfecto para un típico almuerzo holandés.

Holanda es sinónimo de quesos y este poblado rural sí que le hace honor. Visitar una de las más famosas fábricas de quesos, como es la Cheese Farm Catharina Hoeve, es tarea obligadísima. Como así también tomar un delicioso chocolate caliente mientras degustamos los innumerables y exquisitos quesos en su tienda de suvenires.

El taller de los zuecos, los hay de todos los talles y colores

Y si de costumbres neerlandesas hablamos no podemos dejar de mencionar los típicos zuecos de madera. Zaanse Schans es la meca de los populares zapatos llamados klompen.
El taller es de entrada gratuita y su recorrido no dura más de una hora. Podrás ver en vivo y en directo cómo se elaboran los klompen y luego elegir el diseño que más quede con tu estilo, de seguro rompes la pista- literal 😂-.

Entonces, en tu próximo viaje a los Paises Bajos no te olvides de agregar este mágico pueblo al recorrido, te prometo que no te vas arrepentir.

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