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Londres en dos días. Guía Práctica

La capital inglesa no tiene una baldosa de desperdicio. A continuación una pequeña guía para que la visita se adapte en tiempo y bajo presupuesto.

DÍA 1

En pleno enero, el sol londinense no asoma hasta las ocho de la mañana, hora de comenzar el recorrido por esta tierra de reyes y artistas. Un pie delante de otro es la opción elegida para este primer día.

El camino comienza en el barrio Shoreditch, la zona hípster de la ciudad. Colores y paredes se fusionan al andar. Mientras los grafitis dominan el lente de la cámara, mercados callejeros y bares alternativos invitan a pasar para degustar un rico té inglés a media mañana.

El palacio de Buckingham junto al reloj más famoso del mundo en refacción desde 2017

A menos de una hora la Torre de Londres dice presente. Colindando con las aguas del río Támesis, el Castillo de La Torre fundado en 1066, marcó la historia británica; quien controlara el lugar tenía controlado al país. De casa real a prisión, de zoológico a museo, el castillo está colmado de mitos y leyendas. A escasos metros y aludiendo a su nombre, se encuentra el emblemático Tower Bridge-Puente de la Torre-.

Enmarcando el río más importante de Inglaterra se ubican aquellas atracciones tan nombradas en las guías de turismo y revista de viajes. El Eye LondonEl ojo de Londres- es el primero en aparecer. La gran noria de Europa se levanta sobre la principal urbe del reino. El ticket de ingreso, elevado para algunos presupuestos, no impide que se aprecie la imagen desde su base.

Aquí emerge una de las postales más fotografiadas de la ciudad. En primer plano el Puente de Londres. Por detrás, al otro lado del cauce, se alza el reloj más famoso del mundo: el Big Ben. Y, no queriendo ser menos, en composé al reloj, el Palacio de Westminster se asoma a la izquierda para que la cámara congele el momento.

Las piernas se mueven solas, cumpliendo con la demanda de los ojos de absorber todo. Salteando los espectáculos de magia callejera, el St. James Park se posa bajo los pies. Vagar por sus senderos no tiene desperdicio, más aún si el final es en el Palacio de Buckingham, la residencia real. A esta visita se le anexan muy bien unos mates en el Hyde Park – uno de los parques reales de Londres a espaldas del palacio.

Una postal desde Hyde Park. ¿Cómo no armar el mate?

El corto día va llegando a su fin, la intersección del Picadilly Circus es la cereza del postre. Enormes pantallas leds inundan la noche. Desde los pies de la Fuente de Eros y al ritmo de un violín vagabundo la jornada llega a su final.

DÍA 2

Para los fanáticos de Harry Potter, en la estación King Cross está el famoso andén hacia Hogwarts.

Sobre dos ruedas.

Como tantas ciudades del viejo continente, Londres cuenta con un sistema de bicicletas públicas que permiten descubrirla a un buen ritmo y a bajo costo. Acá te dejo unos consejos para moverte por Londres

La ostentosa Catedral St. Peter, de pie desde el siglo XV, es quien abre el telón de esta nueva jornada. Pedalear por estas callejuelas de películas, en donde la historia se combina con lo moderno, me abstrae de la realidad.

De repente una inscripción en la calle me trae de nuevo al mundo real: Look right (mire a la derecha) leo en letras blancas. Por estas latitudes, en donde se conduce por la izquierda, el andar requiere mucha concentración y más si se es parte del tráfico.

Un pasaje de adoquines guían hasta la gran Plaza Trafalgar con su emblemático monumento de granito a Nelson, todo custodiado desde la altura por la Galería de Arte. Haciendo honor al contexto, miles de artistas se juntan a exponer sus obras bajo el sol del mediodía.

Sin darme cuenta, sintiendo el aire fresco rozando mi piel, un centro comercial se abre paso ante mí. Es el Covent Garden, quien aún conserva resabios del mercado navideño que hasta hace unos días seguía funcionando.

Siguiendo con el recorrido cultural a puro pedaleo, el barrio de Camden Town abre el telón.

– Es el Güemes europeo- me había dicho una conocida haciendo referencia al barrio bohemio de Córdoba. Su categorización fue perfecta.

El GPS me lleva hasta el paso de cebra más famoso del mundo, en la Abbey Road. Acá se realizó la conocida foto de Los Beatles que fue portada del disco que lleva el nombre de la calle y, claro está, el recuerdo de miles de turistas.

Los últimos rayos de sol acompañan el pedaleo final hasta Notting Hill. Las casas de colores invitan a soñar en este barrio pintoresco con pizcas de lujo. A pocos metros de las ostentosas tiendas cada día el Portobello Market da inicio a su colorido y extravagante mercado de antiguedades.

Londres tiene un sinfín de actividades y recovecos por conocer, necesitamos prácticamente una vida para conocerla por completo. Sin embargo, con esta guía fugaz, les aseguro que nos maravillará instantáneamente, dejando latente el deseo de volver.

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